Para todo diseñador –creo-, no hay reto más bonito que crear las propias invitaciones de su boda. En esta tarea conté con la ayuda de Ana, quien participó en todo el proceso. Tengo que confesar que las mejores ideas fueron suyas.
En lugar de los tradicionales sobres, utilizamos cajitas impresas en el taller artesanal El Calotipo, con letterpress para el azul y serigrafía para el rojo. En su interior iban las tarjeas (impresas con técnicas similares), un par de chapitas (diseñamos hasta seis modelos diferentes), una bolsita con arroz (sellada con el logo y la fecha) y confeti con forma de estrellas troquelado por nosotros mismos. La cajita iba envuelta en un papel tramado y atadas con un cordel del que colgaba la etiqueta.